CONFESIONES FOTOGRÁFICAS.

Confesiones fotográficas, más que una serie fotográfica o un portafolio, es un diario en imágenes en torno al ACTO FOTOGRÁFICO y las muchas maneras de abordarlo. Manías propias y ajenas, reflexiones, sensaciones y exploraciones en torno a esta actividad a la que todo mundo sucumbe bajo diferentes usos y costumbres.

Antes de la pandemia, mi costumbre era retratar el Metro de la Ciudad de México sin nada de gente.
En el acto de pedalear la bicicleta, se encuentra la respuesta a la vida fotográfica: hay que seguir adelante.
A la frase: Una imagen dice más que mil palabras, le concedo el beneficio de la duda. No obstante, el grado de comunicación con las imágenes va relacionada también con el grado de atención e interés que le brindemos a dicha imagen. E.M.
Alguien me observa, no es ella, a la que fotografío por su sonrisa, es él, a quien también termino fotografiando, por la gracia de devolverme la mirada. Erika Morarte.

A la pregunta: por qué fotografiamos con un teléfono celular? Cada quien dará su respuesta. Aunque la más recurrente, aunque muchos no lo digan, es el reafirmar: estuve ahí, vean y sean testigos virtuales, desde mis redes sociales digitales, de esta experiencia única que yo viví en la realidad.

Me pregunto qué hará en la vida este señor de sendas barbas, fotografiando la “despedida de cuerpo presente” de uno de los máximos defensores de la lengua Náhuatl en México: Miguel Leon Portilla.

CONFIESO que, cada vez que veo a alguien portando una cámara réflex, me da CURIOSIDAD saber qué han fotografiado sus portadores. Casi siempre me quedo con la duda.

A dónde llegará el entusiasmo fotográfico de las nuevas generaciones de jóvenes fotógrafos que estudian fotografía en la academia? Mi respuesta es muy parecida a esta fotografía que no muestra rostros sino situaciones.

Tras el terremoto ocurrido en México el 19 de septiembre de 2017, retraté algunos edificios dañados que no fueron derrumbados. Muchas de las fotos digitales las perdí. Entre los escombros y la búsqueda de una RESPUESTA FOTOGRÁFICA, ante la pérdida de dichos archivos, ADVERTÍ que cierto descuido a dicha información visual y documental, era OTRA RESPUESTA a combatir el EXCESO DE INFORMACIÓN.

Desde que me tomé en serio LA FOTOGRAFÍA recurrí al género del autorretrato para aprender de nuevas técnicas fotográficas que desconocía. En este sentido, mis manipulaciones en Photoshop me dieron la pauta para saber que DISFRUTO ALTERAR MUNDOS Y ENTORNOS, de la misma manera que DEJAR TODO TAL Y COMO SE REGISTRÓ DESDE LA TOMA ORIGINAL.

Me pregunto si tantas lecturas del mundo nos ayudarán a discernir las decisiones importantes qué hay que tomar en la vida. La respuesta está en los ojos cerrados.

La fotografías que documentan -o no- algunas exposiciones fotográficas en las que participé, me permiten corroborar que LA PASIÓN FOTOGRÁFICA sigue LATENTE.

Hay fotografías digitales que evito retocar. Ese acto me permite comparar esas imágenes NO ADULTERADAS O ALTERADAS con las de UN NEGATIVO casi recién salido del baño de paro o del enjuague de más de diez minutos.

Me gusta decir que lo mismo me fascinan las fotografías bien hechas con teléfonos celulares, cámaras de bolsillo, DSLR. No soy una fotógrafa elitista.

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